Laura Morón,
madre de Adrián
punto de que tres años después, en 2018, Laura entraba a formar parte del equipo de trabajo de Glifing en Argentina y, a día de hoy, a sus 18 años, Adrián colabora con Glifing, según su propia experiencia, aportando ideas para las sesiones con cosas que él cree que pueden beneficiar más al aprendizaje y a la motivación de otros niños y niñas.
En una entrevista de lo más emocionante, Laura nos explicó cuán agradecida está a Glifing y cómo transformó sus vidas.
Vosotros fuisteis una de las primeras familias en utilizar Glifing en Argentina, ¿cómo lo conocisteis?
Mi hijo Adrián, aparte de la dislexia, tiene tartamudez. Habíamos empezado un tratamiento para la tartamudez. Poco después, nos dimos cuenta de que, cuando él preparaba sus exámenes, lo que él expresaba verbalmente no tenía nada que ver con lo que trasladaba por escrito. Consulté con especialistas, pero la tartamudez dificultaba determinar nada en concreto. A mí me gusta mucho investigar y encontré un artículo de la Universidad de Barcelona donde mencionaban a Glifing y me puse en contacto con ellos.
Mi sorpresa fue que recibí una respuesta inmediata de Glifing. Después de haber contactado en Argentina con un montón de profesionales, de habernos trasladado de provincia para poder atender las necesidades de Adrian, de los problemas como el bullying que Adrián había tenido en el colegio, que le afectaba muy mal emocionalmente, y de no haber encontrado una solución, nunca me imaginé que, desde el otro lado del mundo, me iban a contestar tan rápido.
Desde el momento en que contacté con Glifing por primera vez, nunca más dejamos de tener contacto. Todo el apoyo que yo buscaba, lo tuve con ellos. Sus llamadas, su atención, las visitas de Montse cuando venía a Argentina. Me parecía increíble y estoy muy agradecida.
En aquel momento, Glifing todavía no brindaba sus servicios en Argentina a través de profesionales del país, como sí que ocurre ahora, por lo que iniciamos el entrenamiento a distancia con el seguimiento de la psicóloga Sílvia Roca, que sentimos siempre muy próxima a pesar de que ella estaba en Barcelona y nosotros en Buenos Aires.
¿Cuáles fueron los primeros cambios que mostró Adrián?
Cuando empezamos a entrenar, el cambio que empezamos a vivenciar con Adrián fue bárbaro. Adrián tuvo una transformación que hasta en el colegio me preguntaban qué era lo que estaba haciendo. Y, emocionalmente, el cambio de Adrián fue enorme, fue como el día y la noche. Volvió a sonreír y dejó de estar triste.
¿Cuál fue la respuesta de Adrián al conocer Glifing por primera vez?
Cuando él empezó a realizar el entrenamiento y empezó a ver los resultados y veía que cada vez tenía más facilidad para leer, para interpretar… su cara, su sonrisita… fue de verdad una transformación en la vida de Adrián. Yo siempre lo digo: Glifing transformó la vida de Adrián y la mía como mamá. Mi hijo pasó de no querer ir al colegio, de sentir que no podía, de esforzarse muchísimo y no poder avanzar… a ser un chico que hoy está iniciando su carrera universitaria. Lo mejor de todo es que el primero que se daba cuenta de que estaba mejorando era él. Veía que leía más rápido y entonces todo el tiempo quería hacer Glifing para superarse diariamente.
¿Cómo organizabais vuestras sesiones de trabajo?
Entrenábamos todos los días de lunes a viernes, 15 minutos y con constancia, que es una de las partes más importantes del entrenamiento. Como también es importante el acompañamiento de la familia. Los niños, cuando tienen dificultad, necesitan tener a alguien de su familia que lo vivencie con ellos. En ese acompañamiento, se generan lazos muy fuertes. Compartir esos momentos es importante también para los papás, porque nosotros también venimos como muy golpeados por la impotencia que hemos vivido. Así que esos logros que se van haciendo día a día, nos sirven también a los papás.
¿En qué punto estáis ahora?
Yo trabajo para Glifing desde Argentina, en atención a las familias y a los gabinetes. Y cada vez que me entero de que Glifing llega a un nuevo país o a una nueva provincia aquí en Argentina, tengo una gran alegría solo de pensar cuántos “Adrianes” van a tener esa misma sonrisa que tuvo mi hijo y van a cambiar su vida. Para Adrián, Glifing fue muy importante en su vida y no para de pensar en nuevas mejoras que puedan ayudar a los demás, porque él piensa que Glifing es la oportunidad para todos los chicos. Y comparte sus ideas con Glifing.
¿Qué ha significado Glifing para vosotros?
Tuvimos un antes y un después. Y como no me canso de repetir: Glifing transformó nuestras vidas.
"Lo mejor de todo es que el primero que se daba cuenta de que estaba mejorando era él."
Com se trabaja Glifing desde casa
Glifing también se trabaja desde casa, con el acompañamiento de un padre, una madre o un tutor. Este acompañamiento es clave para nosotros, ya que es una parte importante del trabajo emocional que el niño o niña realiza durante su aprendizaje con Glifing. Celebrar juntos los logros y compartir este tiempo de crecimiento favorece los vínculos y la confianza del niño.
Así, la familia puede hacer Glifing en casa a través de:
La escuela
Centro de reeducación
De forma directa
En cualquier caso, se pide que los glífers realicen 4 sesiones a la semana desde casa con la compañía de un adulto que les hará de entrenador.
Les leerá los enunciados de las actividades, los motivará mediante el refuerzo positivo y el acompañamiento emocional, y marcará si sus respuestas son acertadas o no.
sesiones a la semana
minutos por sesión
meses por bloque de entrenamiento
Cada sesión dura entre 15 y 20 minutos, y se proponen bloques de entrenamiento de entre 5 y 6 meses, puesto que tenemos comprobado que, con este período e intensidad de entrenamiento, se puede mejorar un curso lector.