Si eres usuario de Glifing, ya habrás visto que ahora los glífers obtienen
SOLES y LUNAS como recompensa por el trabajo realizado y como herramienta de motivación a seguir esforzándose en el entrenamiento de la lectura.

Nuestra condición humana dispone de un sistema de recompensas natural que tiene como objetivo asegurarnos la supervivencia.

Todos los comportamientos necesarios para la supervivencia del individuo y de su especie tienen un componente asociado al placer. El hecho de que estas acciones nos produzcan placer asegura la repetición del comportamiento, y la repetición del comportamiento nos mantiene con vida. Esto ocurre por ejemplo con el acto de comer. Y recibimos esa sensación de placer y bienestar, a través de la generación de dopamina en nuestro cerebro.

El aprendizaje, como nos recuerda el genetista de la Universidad de Barcelona, David Bueno, es también uno de esos comportamientos que necesitamos para sobrevivir. Por lo tanto, el cerebro genera dopamina cuando aprende cosas nuevas. La dopamina es responsable de la sensación de placer. A veces, si el aprendizaje es costoso y no natural, como puede ocurrir con la lectura, el cerebro disocia este aprendizaje de la sensación de placer. En cambio, cuando la lectura se hace fluida y comprensiva, se convierte en un placer.

En Glifing, sabedores de la importancia del sistema de recompensas como mecanismo natural de gratificación del comportamiento, hemos querido reforzar esta parte de nuestro entrenamiento.

Con los SOLES, cada glífer puede construir su propia vivienda con todo tipo de complementos o adquirir un vehículo, una mascota y plantar distintos tipos de árboles

Es por eso que los glífers, después de jugar una sesión, entran en un sistema de obtención de SOLES y LUNAS. Una recompensa que los motiva a seguir esforzándose en el entrenamiento de la lectura y que les recuerda que no son solo lectores particulares, sino que forman parte de una comunidad que los tiene en cuenta para mejorar.

Los niños que juegan las sesiones de Glifing tienen un beneficio directo que es la mejora de sus habilidades lectoras, pero ahora también tienen un regalo en forma de SOLES. La cantidad de SOLES que consiguen tiene una relación directa con dos variables de su trabajo. Por un lado, el mero hecho de entrenar ya proporciona una importante cantidad de SOLES, porque en Glifing lo que más se valora es el trabajo realizado. Por otro lado, el resultado obtenido por cada alumno, proporcionará el resto de SOLES.

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Además, por cada 28 SOLES obtenidos, Glifing regala 1 LUNA, respetando así el ciclo lunar.

A partir de ahí, los SOLES y las LUNAS son la moneda de cambio que utilizan los glífers para construir y
compartir todo lo que desean en el mundo Glifing.

Construyendo y compartiendo con los SOLES y las LUNAS

Con esta idea de pueblo o comunidad, se pretende dar valor al esfuerzo en grupo: no se puede conseguir un buen pueblo si no se suman las LUNAS de todos los glífers. Algunos aportan más cantidad y otros menos, pero la aportación de todos es fundamental para alcanzar el éxito colectivo.

Con las LUNAS, los glífers las utilizan para contribuir a la creación del pueblo, construyendo un teatro, la biblioteca, el cine, el estadio deportivo, la piscina, el mercado y el hospital.

Las recompensas son un recurso más, para mantener la motivación y las ganas de seguir entrenando la lectura, que desde Glifing no podemos desperdiciar.

¿Por qué soles y lunas?

En Glifing nos gustan mucho las metáforas, así que nuestros soles y lunas tienen un significado:

El sol nos da la vida, es el astro central de nuestra galaxia y nos recuerda que no estamos en el centro del universo, somos una parte del universo.

Las lunas nos recuerdan que nuestras vidas se mueven siguiendo los ritmos de la naturaleza, porque somos naturaleza y necesitamos respetarla a ella y a nuestros propios ritmos, también el del aprendizaje.

Pero, además, los soles quedan vinculados a la mejora personal, y las lunas, a la mejora de la sociedad de la que formamos parte. Podemos decir que nuestras ganancias personales son pequeños soles que, a través del simbolismo de las lunas, alimentan al espacio comunitario.