ROSANA,MAMÁ DE FRANCA
Durante el LATAM Tour, se dieron muchos momentos emocionantes, de esos que ponen la piel de gallina y que, aunque te los expliquen, lo mejor es vivirlos. Uno de estos momentos se produjo con Rosana, la mamá de Franca, cuando conoció personalmente a Montserrat y le manifestó su agradecimiento a ella y a todo el equipo de Glifing. Montserrat, le pidió que grabara ese mensaje para que fuera un testimonio directo para el equipo de Glifing. El mensaje fue tan bonito que, con el permiso de Rosana, lo hemos hecho extensivo a todos vosotros. Te recomendamos que lo escuches directamente de ella, en el vídeo que encontrarás al final de este artículo.
En nombre de todo el equipo, aprovechamos para decir: “Gracias por tus palabras, Rosana”.
Mi hija Franca nació a mediados de 2013. Teniendo dos añitos casi no hablaba. Hice consultas, a pesar de que mi familia entera me decía “estate tranquila, no pasa nada, es chiquita, ya va a hablar…”. Pero no aparecía el lenguaje oral y eso me preocupaba, si bien veíamos que estaba súper conectada. Comencé a llevarla a estimulación con una fonoaudióloga. Llegó el momento de escolarizarla, ingresó en la escuela formal y yo siguiéndola a cada paso, junto con la docente del aula de cada momento. No le gustaba escribir, solo hacía dibujitos y sí le gustaba mucho pintar. Después, comenzó primer grado, con variación de docentes, porque su maestra anunció, la primera semana de clases, que estaba embarazada y que debía hacer reposo, por lo que tuvo varias maestras reemplazantes en su primer grado, lo que provocó que también otros pequeños se vieran afectados por este cambio tan seguido de docentes.
Empezando el segundo grado en marzo, que comienzan acá las clases, llega la pandemia y nos quedamos todos confinados en casa. Y mi pequeña continuaba con dificultades en la dicción, alternando fonemas, no queriendo escribir, porque no entendía y mucho menos leer, por supuesto. Así que estuve muy preocupada durante la pandemia. Fue una época de mucho sufrimiento para mí, pensando qué iba a ser de mi hija, sin encontrar salida. Aunque seguíamos con la fono y todos los ejercicios que nos iba dando de manera virtual. Cuando ya se libera un poco tanto encierro, consulto con psicopedagogía, quien evalúa y me recomienda el método Glifing.
Y ahí empezamos a poder pensar en esto. Teníamos que decidir junto a mi esposo la parte económica, porque los dos trabajamos de manera independiente y la pandemia nos había estado afectando también los ingresos. Y decidimos meternos de lleno en esta propuesta que nos hacían.
Presentía que iba a ser lo mejor para Franquita. Y así fue. Empezamos a jugar a Glifing. Obviamente, Franca ni siquiera podía decir Glifing. Y todo nos fue sorprendiendo y nos fue invitando a animarnos más. Era todo un tema enfrentarla a las letras, a reconocerlas, cómo sonaban, a unirlas, probar, practicar… Y tal cual dijiste vos, Montserrat, tenías que encontrar algo para Mario que pudiera gustarle, que no lo frustrara… Y, en casa, jugando y sin darse cuenta, empezamos a correr carreras de caracoles, carreras de autitos, a explotar burbujas, a jugar con el tiempo… Y, poquito a poco, fuimos cerrando las sesiones, juntando solecitos que intercambiaba Franca, muy contenta ella, para sumar más y colaborar con la construcción comunitaria que yo le contaba que otros niños iban sumando y cambiando también sus soles. Poco a poco, mostró mucho más interés en los cuentos. Esto fue espontáneo. Empezó a tomar los cuentos que estaban guardados y ya reparaba más en las letras, y no tanto en los dibujos y en los colores. Se entretenía más, estaba más abocada a eso.
Hoy Franca está en sexto grado y quiere participar. “Se la ve activa en clase”, dice su profesora. Y se anima a leer oraciones cortas en un acto de la escuela, y -en el aula- lee pedacitos para sus compañeros, y hasta lee -en misa- alguna oración o algo cortito que su catequista le pida.
Como mamá, verla en su exposición, a veces con alguna dificultad porque todavía sigue aprendiendo, pero verla segura y orgullosa de sus logros, me llena de felicidad.
Por eso, cuando te vi disertar, me puse muy feliz, me emocioné y quise agradecértelo personalmente. Todo el empeño que pusiste en buscar, buscar y seguir buscando hasta encontrar eso que Mario estaba necesitando. Y eso que le sirvió a Mario, que lo hayas podido compartir y que un montón de gente te pueda seguir y sumar en este proyecto que se llama Glifing. Por todos los que estamos buscando estas soluciones para nuestros hijos, que nos hace tanta falta y que nos hace tanto bien, quiero agradecerte que hayas compartido todo tu esfuerzo, todo tu recorrido, los resultados de lo que probaste, de lo que te dio buenos resultados y lo que no, y ponerlos al servicio del otro.
Estamos, como familia, muy agradecidos con tu tiempo, con tu proyecto y, sobre todo, con tu compartir. Yo te escuchaba contar el otro día todo lo que pasaste por Mario y sentía en mi piel tu sentir. Por eso quiero agradecerte por tanta entrega compartida y, sin duda, tenés a tu lado un equipo hermoso y tan generoso como vos.
Mi gratitud para todos ustedes que se ocupan, que piensan en cada detalle, en la simpatía de cada personaje, en las caritas de la familia Glifing, en los colores, en los sonidos, en la gracia que le ponen… Todo eso arma un marco muy atractivo para cada niño que ingresa al mundo Glifing.
Testimonio de Rosana, mamá de Franca
Audio acompañado de imágenes.
Glifing en casa
Glifing Familias permite entrenar la lectura desde casa de forma amena y personalizada, con sesiones cortas y lúdicas de 15 minutos, 3 o 4 veces por semana. Basado en la neuroeducación, mejora la precisión, velocidad y comprensión lectora. Los niños leen textos adaptados a su nivel y reciben una respuesta positiva. A pesar de hacerse en casa, un profesional supervisa la progresión que tienen los niños y ajusta su nivel. Se puede acceder a través de la escuela, de un gabinete o de forma directa. Es especialmente útil para niños con dislexia o dificultades de aprendizaje, y también refuerza la motivación y la autoestima de los niños.